19 de junio de 2013

Experimento para mejorar el mundo

Hace dos semanas fui invitada a un curso de liderazgo por parte de mi empresa, el tema era liderazgo empresarial, las pautas para lograr ser líder en tu equipo de trabajo, en general el curso fue muy fructífero. Pero no es de eso sobre les quisiera contar, sino de un vídeo que nos proyectaron durante el curso.
El vídeo trata de un joven de unos veintiocho años, tez blanca y ojos cafés, pelo deschurrado que parece que no se lo ha peinado en días, a simple vista pareciera un tipo que para lo único que se ve al espejo en las mañanas es para decirse “hola” a sí mismo.
Con unos jeans deslavados, camisa de cuadritos y una barba roja, llega todos los días a su escritorio, listo para empezar su rutina, sellar los boletos de estacionamiento de todos los visitantes a la plaza comercial.
Nuestro deschurrado amigo es el responsable de que la gente pague menos por estacionar su auto, el poder de su sello hará que se ahorren entre 15 y 20 pesos tal vez, su faz muestra que se siente feliz de poder contribuir a la economía de la gente. En ese vídeo, el primer mensaje que yo caté fue el de un hombre que disfruta su trabajo por que logra entender la trascendencia del mismo, no hay trabajo pequeño, hay gente pequeña que se minimiza sola, pues a mi parecer, todos los trabajos tienen un valor único y contribuyen a que el mundo funcione.
El chofer del gran ejecutivo, sin él, su jefe no llegaría a las citas a firmar los jugosos contratos que dan trabajo a miles de empleados. La gente de intendencia de la oficina, sin ellos el ambiente laboral no sería el mismo, la gente iría de malas al llegar y encontrar su escritorio justo como lo dejó tres días atrás. El barrendero que mantiene nuestras calles limpias. El magnate que haciendo crecer su empresa crea empleos. Y qué decir del boleador que no solo deja impecables los zapatos, sino que escucha a la gente durante 20 minutos sin cobrar nada extra por la consulta.
La segunda lección que me enseñó el deschurrado de mi amigo del vídeo es la influencia diaria que nuestra actitud puede tener en la gente que nos rodea y como se puede multiplicar a más personas de lo que nosotros creemos.
Como ya les mencione, la primera función de nuestro amigo es sellar los boletos, le pagan 10 centavos por boleto sellado, la segunda función no fue impuesta por su jefe, ni siquiera recibe centavo alguno por hacerla, es una acción que el disfruta, después de ver tantos boletos, empezó a ver rostros y después de ver tantos rostros, empezó a ver personas y cuando empiezas a ver a las personas, empiezas a escuchar almas.
Nuestro protagonista deschurrado no podía evitarlo y empezó a sellar boletos pero al mismo tiempo a escuchar almas, su respuesta a esas voces son el nombre del vídeo “Validation”, se muestra como llega la gente triste a sellar el boleto y él con una sonrisa lo sella y después siempre hace un comentario positivo a la gente sobre ellos mismos: “Que bella sonrisa” “Que hermosa nariz” “Le brillan los ojos” “¿Cómo hace para tener el pelo tan saludable?” “Bonitos Zapatos” y la reacción de la gente: Sonreír, ¡ponerse de buenas! No les contaré más del vídeo, tienen que verlo en youtube, lo pueden buscar como “Validation”, yo les voy a contar de mi experimento.
Después de ver ese vídeo, al día siguiente decidí hacer ese mismo experimento durante todo el día, decir cosas buenas de sí mismos a las personas con las que me topara, cosas que no se esperaran escuchar ese día y ¿saben qué? ¡Funciona!
Es increíble ver la cara de sorpresa cuando alguien les dice algo bueno de sí mismos, ahora mismo vimos el experimento de DOVE en el que muestra que la mayoría de las personas tiene una percepción distorsionada de sí misma, negativa por lo general y vimos como muchas veces necesitamos que alguien externo nos diga cosas buenas para creérnosla, por eso el titulo del vídeo: “validation” no solo del billete de estacionamiento, sino de nosotros mismos, lo cual es un error porque entonces nos ponemos en manos de las circunstancias, de otras personas que a veces pueden ser negativas, pero así son las cosas, el ser humano por naturaleza necesita aprobación, así que amigos, tenemos en nuestras manos influir en la gente de manera positiva, ver sus cosas buenas y decírselas de vez en cuando, no sabría decirles quien se siente mejor, si el que recibe el “piropo” o el que lo dice, pero yo lo vería como contribuir a que el mundo sea más feliz.
Los invito a hacer este experimento y si ven los resultados que yo vi, a hacer parte de su vida esta actitud positiva hacia la gente, aprender a ver las cosas buenas de los demás con admiración y no con envidia, si vamos hablar que sea para sumar cosas buenas y no lo contrario, sino, como dice un proverbio árabe: “Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio, entonces cállate”.

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